El Laberinto y su profunda simbología como metáfora de la condición humana.

El laberinto es un símbolo universal que encontramos en todas las épocas y civilizaciones. En todos los aspectos de arte y en la vida cotidiana.

Aceptemos por un momento la premisa que paso a paso el ser humano tiene, una vez emprendido el camino”…caminante, no hay camino, se hace camino al andar…” como decía Antonio Machado.

Continuando su recorrido entre senderos interrumpidos, y líneas que sin principios o fin pedían ser hechas o trazadas de nuevo.

Por esto precisamente el andar entonces ha sido una manera para encontrar el mundo, el otro o nosotros mismos. No podemos sino ser profundamente atraídos por este nuevo espacio.

Un laberinto en el imaginario popular se asemeja a un lugar en el cuál es muy fácil perderse.

El Laberinto y su profunda simbología.

Las metáforas suelen ser, en muchos casos, acertadas. Un laberinto en el imaginario popular se asemeja a un sistema solar. O a lo que es lo mismo, a un lugar en el cuál es muy fácil perderse.

Y en el cuál encontrar algo resulta una tarea sumamente complicada.

Cuando hablamos de laberinto, en un sentido metafórico, nos estamos refiriendo a un problema que no tiene, aparentemente, una solución.

El Laberinto della Masone.

El Laberinto della Masone en Fontanellato, fuertemente deseado por Franco Maria Ricci constituye de hecho una alegoría de la complejidad del mundo. Una obra cuya inteligibilidad no se puede sostener con la unica razón.

De ahí que las formas del mismo se sumen, se fundan y nos confudan. Desde arriba se parece a una fortaleza, una estrella pulsante encerrada por geometrías. Pero desde otras perspectivas parece y es mucho más.

El Laberinto della Masone en Fontanellato.

Atraído intensamente por los laberintos el escritor argentino Jorge Luis Borges siempre se remitió a ellos, Especialmente cuando quiso reflejar en sus textos lo complejo, lo engañador y lo desafiante de la existencia.

El laberinto borgeano simboliza el proceso transformador de la experiencia humana. Donde el viajero constantemente se enfrenta a la destrucción. Pero tambien a la creación de sí mismo.

En 1977 el editor italiano Franco Maria Ricci le promete a su amigo literato argentino que antes de morir se entregaría a la tarea de construir un inmenso laberinto, inspirado en su concepción estética y narrativa.

Los primeros laberintos.

Como primer ejemplo laberíntico no podemos dejar de mencionar el Laberinto de Creta y la leyenda del Minotauro. Un monstruo medio hombre y medio toro encarcelado en su interior al que se le ofrecían víctimas jóvenes.

El Laberinto de Creta y la leyenda del Minotauro.

El primer laberinto que puede ser fechado con exactitud, está en una tablilla de arcilla en Pilos, Grecia. Accidentalmente conservada por el incendio que destruyó el palacio en el año 1200 a. C., la parte delantera de la tablilla de mantiene los registros de las entregas de cabras al palacio.

El laberinto cuadrado dibujado en el reverso es claramente un garabato hecho por el escriba. Es interesante que este primer ejemplo se encuentre en el hogar tradicional del rey Néstor. El rey junto a Menelao planeò la flota de barcos para el asedio y posterior caída de Troya. Asì lo relata Homero en la Ilíada.

La representación de un laberinto en una jarra de vino etrusca de Tragliatella, Italia, que data de finales del siglo séptimo a. C., muestra  soldados armados a caballo, corriendo delante de un laberinto con la palabra TRVIA (Troya) inscrita en el circuito exterior.

El simbolo del laberinto.

El símbolo del laberinto también fue un tema popular en los pavimentos de mosaico romanos.

Existen más de 70 ejemplos de ellos.

Fechados desde el año 165 aC hasta el 400 dC,  se encuentran en todo el Imperio Romano, desde Portugal a Chipre, y desde el norte de Inglaterra a África del Norte.

Muchos de estos mosaicos  están dañados, pero un buen número de ellos se han encontrado intactos.

El símbolo del laberinto también fue un tema popular en los pavimentos de mosaico romanos.

El laberinto de la mente.

El concepto de Laberinto tembién se puede definir como una laberinto de la mente o la locura.

La figura de Orlando cuando logra escapar de la caverna encantada es emblemática en el poema épica de Ariosto. El caballero, que es un símbolo de perfección, pierde el juicio por una mujer al encontrar el árbol y leer la inscripción. Se enfurece y enloquece de tal manera que empieza a destruir los árboles.

En Elogio de la Locura Erasmo usa la sátira  en un contexto social y cultural convulsionado por la lucha entre la tradición medieval y las nuevas premisas que apuntaba el humanismo. Erasmo crea un espejismo seductor y contundente que, impregnado del humanismo cristiano que preconizaba, le sirve de excusa para describir la necedad del mundo y arremeter  contra todo lo humano y lo divino.

La figura de Orlando cuando logra escapar de la caverna encantada es emblemática en el poema épica de Ariosto.

El Laberinto en el Arte.

La forma del laberinto como construcción y símbolo está presente en las más variadas tradiciones culturales de la humanidad, igual que la espiral o la cruz.

La idea del laberinto surge de lo más profundo de la mente humana.

Desde la prehistoria el hombre, una vez perdido su instinto animal, siente temor ante la naturaleza, quizá por ello graba laberintos en las piedras, tratando de representar esa inquietud e incertidumbre ante los caminos desconocidos que se abren ante él.

A lo largo de la historia del arte y en épocas y corrientes diversas, los laberintos han sido utilizados como elementos artísticos en obras de arte, ejemplo de esto en el surrealismo, son las obras de Remedios Varo y Leonora Carrington, cuya iconografía sirvió de inspiración para el diseño arquitectónico de Laberinto de Edward James, en Xilitla, San Luis Potosí, México.

Un artista contemporáneo que desarrolla laberintos en sus instalaciones es Motoi Yamamoto, quien a partir del diseño de sus obras y la conexión con la sal, material funerario vinculado a su cultura, elabora el proceso de duelo por la pérdida de su hermana, debida a cáncer de cerebro.

Un artista contemporáneo que desarrolla laberintos en sus instalaciones, es Motoi Yamamoto

El Laberinto en el Cine.

El laberinto es uno de los más antiguos símbolos de lo que se ha dado en llamar nuestro inconsciente. Ha sido esculpido, pintado, grabado en los muros, en los vasos, en la tierra alrededor de las aldeas. En casi todas partes, desde Grecia hasta Finlandia, desde Irlanda a Tierra del Fuego.

Figura también en los más antiguos mitos, leyendas, en los cuentos modernos y en los actuales films de todos los pueblos.

Y muchos son los laberintos en la historia de la humanidad. Desde el clásico de la isla de Creta, hasta el egipcio que describió Herodoto. O la casa del laberinto de Pompeya y el de Nauplia, hasta los cristianos y medievales de las catedrales de Chartres y Reims.

Los de tantos palacios renacentistas, las cárceles venecianas de Piranesi. Los de la ingeniería botánica de Versalles hasta los kafkianos y burocráticos de los films de Welles, Hitchcock o Kubrick.

Podríamos afirmar como Asterión en el cuento de Borges, que “la casa (el laberinto) es del tamaño del mundo, mejor dicho es el mundo”.

Los laberintos tienen un encanto especial. Ya sea por su carácter enigmático, por su significado implícito o por su intrigante belleza. Mezcla de peligro y diseños elaborados, los laberintos siguen fascinando, cautivando, y son constante referencia en la ficción.

El Laberinto en la Literatura.

Escritores de todas las épocas también han recurrido al laberinto como artilugio para estructurar sus creaciones. Varias obras mundiales han utilizado laberintos propiamente dichos como el de Creta. O algo menos elaborado como un jardín con entrecrucijadas y bifurcaciones.

Incluso, desde un punto de vista más simbólico, la obra misma podría tener un hilo de narración enredado y caótico similar a un laberinto. Hoy vamos a hablar un poquito de eso. Y vamos a hacer un repaso por las apariciones más importantes de este mítico elemento.

Todo laberinto, como hogar diseñado para que los hombres se pierdan, supone una serie de lugares unificados. De sendas que se ramifican con monotonía. A veces aparece algún signo distinto y otras quien lo sigue descubre que está, otra vez, en el punto de partida inicial.

El laberinto como juego mágico.

Esta es una cuestión que nos invita a participar de un juego donde existe siempre un elemento mágico. La posibilidad de encontrar una nueva vuelta de tuerca al doblar un pasillo… O encontrarse perdido en una espiral interminable.

Algunos autores son más “literales” como el ajedrez viviente que nos propone JK Rowling en su primera parte. O el laberinto mágico del cuarto libro. Mientras que, para otros, el significado es de tipo existencial. Como ejemplos podríamos mencionar el destino del hombre (siempre incierto) con sus sueños e ideales. O el viaje hacia tierras enredadamente maravillosas al que nos invita Lewis Carroll.

Laberínticas son también las aventuras de los caballeros de la edad media. En busca de leyendas formidables como la búsqueda del Santo Grial. O también el deseo imperturbable de remover la espada clavada en la piedra. Con frecuencia, también es laberíntica la fantasía épica de recorrer campos de batalla para vencer a un mal caótico y perverso.

Se sabe que el inmortal Borges estuvo obsesionado con el concepto de los laberintos así como también de los espejos. Y lo utilizó repetidas veces en el desarrollo de su trama.

Se sabe que el inmortal Borges estuvo obsesionado con el concepto de los laberintos.

El Laberinto en la Música.

Una danza laberíntica parece haber sido llevada a Britania desde el Mediterráneo oriental por agricultores neolíticos del tercer milenio a. C.

Toscos laberintos de piedra, análogos a los británicos hechos en el césped, se dan en la zona «Beaker B» de Escandinavia y el nordeste de Rusia. En el sudeste de Europa se encuentran laberintos eclesiásticos, utilizados en otro tiempo con propósitos penitenciales.

Los ejemplos conocidos más antiguos de los laberintos son pequeños y simples petroglifos antiguos de 3000 años. Se encuentran en numerosos lugares alrededor del mundo, desde Siria hasta Irlanda.

Las danzas en espiral, en las que los jóvenes de ambos sexos giraban en espiral hacia un centro para alejarse después, seguían siendo muy populares en el siglo XIX, las danzas laberínticas que aún se practican en Europa descienden del antiguo baile de la Grulla, o geranos, supuestamente ejecutado en la isla griega de Naxos por Teseo y sus amigos para celebrar su salida victoriosa.

El laberinto en la vida cotidiana.

El Laberinto también puede ser interpretado como un desafío cotidiano dentro de nuestra vida. El laberinto dentro de la vida familiar es un tema recurrente. Una metáfora de una sociedad en la que es difícil integrarse debido a los prejuicios entre las personas y la diferencia de cultura que pueda existir.

Un laberinto de ideas diferentes en el que cada uno de nosotros debe encontrar su propio espacio, ganando el desafío de una vida frenética y agotadora. Calvino dentro de las “Ciudades Invisibles” introduce este concepto con ironía. Describe un espacio vacío en el que el protagonista debe encontrar algo que no puede ver, tocar y percibir.

La ciudad de Pentesilea es el símbolo de nuestro mundo. Un mundo en el que vivimos todos los dìas y del cuál conocemos cada pequeña parte, incluso sus aspectos simples y esenciales.

Entones surjen preguntas sobre la vida preguntándose que camino es el más adecuado para seguir. Para evitar caer en la normalidad y el aburrimiento.

Lo único que puede ayudarnos a salir de este laberinto es nuestra razón, pero no nos damos cuenta de que muchas veces, en el laberinto de la vida cotidiana, volvemos al punto de partida.

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