Los laberintos y los símbolos laberínticos: Newgrange (3a parte).

Leyenda y descubrimiento

Por alguna razón, el monumento fue abandonado durante los primeros años de la Edad de Hierro en Irlanda (hacia el siglo III a. C.) tras la llegada de los celtas. Durante los siguientes 2000 años no hubo actividad ritual en la región y los campos fueron utilizados por agricultores como los monjes de la abadía de Mellifont. Sin embargo, la memoria comunitaria de la importancia ritual del lugar era fuerte, como lo demuestran las referencias al monumento en las leyendas y mitos irlandeses. Se dice que el pueblo de los espíritus, los Tuatha de Danaan (hijos de la diosa Dana), construyeron Newgrange, y se hace referencia a él como la tumba de su jefe Dagda Mor, de su hijo Oengus del Brugh, o del gran dios Lugh del brazo largo, padre del héroe Cú Chulain. También se cree que Cú Chulainn fue concebido en este lugar cuando Lugh visitó a la doncella Dechtine en un sueño mientras dormía allí. El lugar estaba imbuido de propiedades mágicas y podía producir comida y bebida (concretamente cerveza) sin fin, incluidos dos cerdos, uno vivo y el otro ya vestido, cocinado y listo para la mesa. En la famosa leyenda irlandesa La persecución de Diarmuid y Grainne, Aengus lleva el cuerpo de Diarmuid a Brú na Bóinne para enterrarlo tras la muerte del héroe y se dice que los altos reyes de Irlanda, coronados en Tara, fueron enterrados allí hasta la época de los Ui Neill (c. 800 d. C.).

 

 

El lugar cayó en el olvido cuando la lengua, la literatura y el saber popular gaélico fueron suprimidos, y casi perdidos, bajo el dominio inglés. La invasión normanda de 1169 llevó a los ingleses a Irlanda, y su control sobre la vida del país aumentó constantemente con medidas opresivas hasta que los patriotas irlandeses lo rompieron a principios del siglo XX, lo que llevó a la creación de la República de Irlanda en la década de 1920. Sin embargo, mucho antes de la llegada de los ingleses, la actividad ritual en los yacimientos se ralentizó y luego cesó, probablemente debido a que los rituales cristianos sustituyeron a los ritos paganos tras la labor misionera de San Patricio en el siglo V d. C.

Los grandes túmulos de Newgrange, Knowth y Douth y las tumbas que los rodeaban cayeron en el olvido hasta su descubrimiento en 1699. Michael O’Kelly describe el acontecimiento en su obra Newgrange: Archaeology, Art and Legend:

El descubrimiento de la “cueva” de Newgrange se produjo por la necesidad de piedras que tenía el entonces terrateniente, Charles Campbell. Al darse cuenta de que las había en abundancia bajo el verde césped de un prominente montículo de su granja, ordenó a sus trabajadores que se llevaran algunas y, al hacerlo, se descubrió la entrada a la tumba. Esto ocurrió en el año 1699. Tuvo la suerte de que, al mismo tiempo, el erudito y anticuario galés Edward Lhwyd estuviera haciendo un recorrido por Irlanda, quien al enterarse del descubrimiento, se acercó a Newgrange y tomó buena nota de todo lo que se podía ver y oír. Escribió a sus amigos al respecto y se conservan cuatro de sus cartas, todas ellas con la misma información. La primera carta está fechada el 15 de diciembre de 1699 y cabe deducir que la “cueva”, como se la llamaba, había sido abierta no mucho antes y que Lhwyd pudo obtener testimonios de primera mano sobre su descubrimiento. Describió lo que vio en los mismos términos precisos que acostumbraba a utilizar en sus estudios botánicos y de otro tipo (24).

A Lhwyd le siguió Sir Thomas Molyneaux, de la Universidad de Dublín, que hizo otras observaciones que atrajeron a otros. Ninguno de estos eruditos creía que el monumento de Newgrange hubiera sido construido por los nativos de Irlanda, ya que la actitud inglesa predominante hacia los irlandeses era que eran burdos bárbaros incapaces de tal hazaña. Newgrange se atribuyó a los vikingos e incluso a los egipcios. A lo largo del siglo XVIII, el emplazamiento fue visitado por varios anticuarios que especularon sobre el origen y la finalidad del montículo y, en el XIX, por otros más, como el erudito John O’Donovan y el artista George Petrie, que hicieron valoraciones más educadas de Newgrange. En 1882, el gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda se hizo cargo del monumento mediante la Ley de Protección de Monumentos Antiguos y se iniciaron los esfuerzos de conservación.

 

Newgrange Neolithic Monument
Monumento neolítico Newgrange
Bruno Panel (CC BY-NC-SA)

 

Newgrange en la actualidad

No fue hasta 1962 d. C. cuando Michael J. O’Kelly inició una excavación exhaustiva del yacimiento, que duró hasta 1973 d. C. El proyecto de excavación y restauración de O’Kelly dio como resultado el monumento que se visita hoy en día. En 1993, Newgrange fue designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es el más conocido de los muchos túmulos neolíticos del mundo (como Maeshowe en Escocia o Gavrinis en Bretaña, entre otros). El acceso al yacimiento se realiza a través del Centro de Visitantes Brú na Bóinne, que ofrece visitas guiadas. Más de 200 000 personas de todo el mundo visitan Newgrange cada año, y se celebra un sorteo para seleccionar a quienes desean participar en observar el amanecer en el solsticio de invierno. El número de solicitantes (varios miles) atestigua el perdurable encanto y misterio del gran monumento de Newgrange.

fuente: https://www.worldhistory.org/trans/es/1-13951/newgrange/